EL EDITORIAL…”EL CABILDO, UNA CENA DE NEGROS”

EL CABILDO DE CAMARGO, CENAS DE NEGROS.-El cabildo ampliado de Camargo, recordando que en la actual administración son dos regidores más que suman 16 en total, registra una secuencia de confrontación ríspida que conforme avanza refuerza la imagen de una auténtica “cena de negros” y coloca al municipio en situación lamentable en lo que a obtención de acuerdos y manejo de temas importantes se refiere. Si bien es cierto, la mesa de Gobierno tiene entre sus objetivos, discutir, en medio de la diversidad de pensamiento, los proyectos y situaciones que beneficien a los ciudadanos. La realidad es que muy poco o casi nada positivo está aportando a la comunidad.

 

TODOS CENTRADOS EN ALIMENTAR LA POLARIZACIÓN.-Visto desde una butaca neutral, todos los protagonistas en el cuerpo de Gobierno tienen parte de la verdad, pero todos, sin faltar uno solo, manipulan también la mentira. La fracción del PAN, grupo mayoritario que terminó acuerpando a las regidoras del partido Movimiento Ciudadano y la ex Verde Ecologista y ahora Independiente, ponderan trabajo comunitario, impulso de proyectos y apoyo al Alcalde Arturo Zubia, además de gritar a los cuatro vientos que su único interés es el bienestar de la comunidad. Sin duda tienen razón. El problema es que han decidido no escuchar a ciudadanos como los aglutinados en el grupo “Gasolinazo”, ignorar igualmente las expresiones de la oposición considerándola intransigente, violenta y hasta corriente y en secuencia, ejercer venganzas políticas contra actores que han decidido, no convienen al proyecto, incluyendo gente afín a su propia ideología de origen.

 

EL PRI Y SUS APOYADORES.-La regidora María Eugenia Becerra Barraza, coordinadora de la fracción del PRI que aglutina a los representantes del PT y Nueva Alianza, defiende con intensidad, demasiada para algunos, el derecho a ser tomados en cuenta, respetados y hasta de participar en el día a día de la gestión. El grupo minoritario (cinco regidores), tiene razón en esto. El problema es que abanderan un momento altamente complicado para el órgano político en el que militan; que el escenario de la transición gubernamental dejó un camino lleno de obstáculos y confrontaciones naturales y que su misión en este momento es prevalecer a como dé lugar. Finalmente el fondo siempre será la competencia política.

 

EL ALCALDE ZUBIA.-Con toda su experiencia y oficio, al Alcalde Arturo Zubia lo sorprende un escenario nuevo; una sociedad diferente a la que gobernó en el 2010-2013 y por completo evolucionada a la que trató en sus dos periodos como diputado y líder del PAN en la comunidad. Por circunstancia Arturo Zubia debió reiniciar por la Alcaldía. Lo cierto es que el tiempo de regresar al escenario estatal buscando niveles nacionales es una urgencia para el popular gobernante. Negociar, dialogar y convivir con la tendencia “intransigente” de hoy en el municipio, misma en el Estado y el mundo, genera los signos de todos conocidos. El problema es que el Alcalde deberá afinar esta complicada situación y resolverla sin abandonar las sesiones de cabildo, sin darle la espalda a los grupos y mostrando un músculo renovado en cuestión de tolerancia y manejo del “ente político”. Todos sabemos que como político y operador de campañas, Arturo no tiene rival. Se requiere ahora que demuestre que está sabiendo ubicarse en los nuevos tiempos de la convivencia y la administración pública.

 

LA SOCIEDAD.-Considerando que el grupo “Gasolinazo” enarboló en sus inicios un malestar generalizado y logró convertirse en sello de un anhelo, vamos a considerarlo como representante de la sociedad. La perseverancia de mantenerse en píe de lucha, de contagiar en la población un deseo de protestar y reaccionar contra las injusticias; de integrar entre sus militantes a personas que ideales profundos, unos muy valientes otros muy inteligentes, provoca que tengamos que decir: ellos también tienen razón. El problema es no haber logrado establecer y fortalecer estrategias de comunicación efectivas. Prolongar actitudes violentas, que sin duda sirvieron en su momento,  por más tiempo que el estrictamente necesario y no considerar que en esencia somos una sociedad pacífica.

 

 

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